lunes, 20 de diciembre de 2010

¿FELIZ NAVIDAD?

Todos los años llega, estamos atrapados como Phil en el día de la marmota, inexorable se acerca y no hay dónde esconderse, todos los años oímos las mismas frases, que cada año empieza antes, este año no tengo ganas de Navidad, todos los años se repiten las mismas situaciones, los regalos, las fiestas, las felicitaciones, el turrón, él que se ha bajado una cucharilla en el bolsillo y pide una botella de anís con la que acompañar a la percusión los manidos villancicos que año tras año cantamos, el grupo de chavales pidiendo el aguinaldo, las panderetas... y actuamos como si un ente superior nos depositara cual figuritas en nuestro particular Belén y visto así, espero que este año tampoco me toque ser el caganet.
Puede que todo eso que muchos tenemos en la cabeza (o quizás todos), sea verdad, puede que sea una época de hipocresía y que cada año sea más una fiesta pagana lejos de la liturgia cristiana en la que celebramos el nacimiento de Jesús y ya sólo sea una excusa para pasar un rato con amigos y familiares y beber como si una bula nos hubiera sido concedida, puede... pero me gusta.
Tiene momentos de tristeza, no deja de ser una época en la que pasamos o intentamos pasar más tiempo con nuestros familiares y obligadamente evocamos a todos aquellos que no están y a todos aquellos que más sufren su pérdida, volvemos a sentir el vacío que un día nos llenó y desearíamos volver a brindar con ellos, volver a reír y atragantarnos mientras intentamos el imposible de comer 12 uvas en unos segundos, pero él que no está no vuelve, en mi corazón un brindis irá por él y el resto por los que estamos y porque sigamos compartiendo muchas Navidades.
Me gusta saber que volveré a ver a mi gente, que volveré a beber y a reír con ellos, me gustan los dulces de Navidad, me gusta ver mi ciudad envuelta en miles de luces de colores, me gusta ver la ilusión de los más pequeños al escribir la carta a los Reyes Magos, me gusta ese gordo vestido de rojo trepando por todas las terrazas del barrio haciendo competencia desleal a sus majestades de Oriente, me gusta que el presentador de las campanadas se vuelva a equivocar, me gusta saber que ha pasado un año más, me gustan los cientos de propósitos que pretendemos empezar en año nuevo, bueno casi mejor cuando acaben las fiestas, me gustan los saltos de esquí de año nuevo, me gusta quejarme por todo lo que en esta época acontece. En definitiva y por mucho que me cueste admitirlo la Navidad tiene algo, es especial, es mágica, es un adiós y un hola, es el paso de la despedida del año que pasó a la bienvenida de un nuevo comienzo, con una puerta que se abre en la ingesta, casi agónica, de doce uvas y que nos abre de nuevo la posibilidad de empezar otra vez.
La ilusión vuelve a nosotros, no cubráis de realidad la felicidad al niño que un día disfrutaba con inocencia de la magia, el año tiene cincuenta semanas más para hacerlo.
Feliz Navidad!

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