lunes, 13 de diciembre de 2010

UNA DIFÍCIL ELECCIÓN

Nos pasamos la vida eligiendo y es que si observamos detenidamente, todo en la vida consiste en realizar una elección, desde el preciso instante en que nos despertamos y hemos de tomar la decisión de levantarnos para no llegar tarde o remolonear 5 minutos más que ya recuperaré en el desayuno, cuando abrimos la puerta del armario y elegimos qué ropa nos podremos hoy, qué zapatos, tomo café o leche, tostadas o magdalenas. Y cada una de la opciones y decisiones que tomamos implica que, al menos hemos desechado una, y por eso es tan importante saber elegir.
En general, la mayor parte de las elecciones que tomamos al cabo del día tienen su base en la experiencia, es decir, anteriormente hemos tenido que elegir entre las mismas opciones y hasta es probable que en diversas ocasiones hayamos optado por una u otra indistintamente y por eso sabemos qué decidir, sabemos qué opción se ajusta mejor a nuestros intereses sin necesidad de llevar a cabo un análisis de la situación.
Lo complicado es tener que elegir ante algo nuevo o desconocido o cuando no sabemos las implicaciones de nuestra elección o cuando la decisión a pesar de no ser nueva, ni desconocida es importante, como poco, es importante para nosotros. Es en ese momento cuando tratamos de aplicar técnicas de decisión, científicas y tan complicadas como un PERT con su elaborada hoja de cálculo o tan sencillas como poner en la balanza los "pros" y los "contras" de una y de otra y decidir en base a qué lado se incline el brazo de la balanza.
Es indudable que todos sabemos qué está bien y qué está mal entonces, si es así así, por qué a veces es tan difícil elegir, no quiero meterme en cuestiones filosóficas acerca del relativismo moral pero tampoco es una pregunta retórica, ni fácil de contestar, es probable que en la mayoría de las ocasiones elijamos simplemente porque es lo más fácil de acometer o lo que menos problemas nos ocasionará, pero no nos confundamos, que sea una decisión aparentemente fácil de tomar no quiere decir que sea correcta, ni siquiera quiere decir que sea fácil, ni mucho menos que sea lo mejor para nosotros.
Hay situaciones en las que creemos que no tenemos elección, que las circunstancias de la vida o el destino nos han llevado a ese punto en el que hoy nos encontramos, circunstancias con las que no hemos tenido nada que ver y que nos colocan en la frustrante situación de creer no tener nada que hacer.
Todos hemos sufrido un desamor, una pérdida, un desengaño, una traición, una derrota y nos hemos preguntado por qué la vida es injusta, por qué se ensaña con nosotros, la respuesta a esos "por qués" es fácil, porque la vida es así y porque afortunadamente el destino no está escrito, el destino sólo es un folio en blanco y tu vida es la pluma con la que escribir la única novela en la que tú, eres el protagonista y en la que no decides cuándo o dónde pero sí cómo quieres vivirla.
El único tiempo perdido es aquel en el que no has aprendido algo, de todo lo malo que me ha pasado he aprendido dos cosas, la vida no es eterna y la felicidad no dura siempre y cuando alguien te falla, cuando alguien te falta, tienes dos opciones, puedes agachar la cabeza y compadecerte de ti mismo y de lo cruel que la vida ha sido contigo o puedes levantar la cabeza, dar un paso al frente y seguir viviendo, porque la vida no es eterna pero es única, porque la felicidad no dura siempre pero cada momento que te sentiste feliz permanecerá siempre en tu memoria y porque el dolor más intenso me hizo apreciar mucho más cada momento que sigo pudiendo disfrutar de vosotros.
De todas las opciones posibles yo elijo sonreír a la tristeza y seguir viviendo, quizás no sea lo más fácil pero... ¿conoces algo mejor?

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