jueves, 23 de febrero de 2012

UNA VERGÜENZA

Hacía mucho tiempo que no volvía a escribir y no, nunca creí que pudiera terminar escribiendo de algo parecido a la política porque no creo en la política y no creo en los políticos.
Pero estamos inmersos en una sociedad gobernada por políticos demoledores e implacables, faltos de principios y de brillantez que, respaldados por la validez de un voto, se creen facultados a cometer actos atroces, atropellar derechos y dignidades y en medio de tanta mediocridad se encuentra un pueblo dividido, quizás tan demoledor e implacable y tan falto de  principios y brillantez como aquellos que nos gobiernan. Un pueblo que parece haber olvidado su único poder, la unión.
"Divide et impera" (divide y obtén el poder) frase apócrifa que perfectamente define los medios utilizados por los partidos políticos para la obtención del poder a cualquier precio, escondiendo bajo sus banderas rojas y azules la mejor arma para destruir criterio, objetividad y unión, la mentira.
Parece que hay poco movimiento social, pero creo que la calma que parece respirarse en el ambiente no refleja el malestar social. Recientemente hemos visto manifestaciones en Valencia repelidas, no sé si brutalmente, pero sí desproporcionadamente por las fuerzas de seguridad del estado y puede ser nada más que la punta del iceberg, dónde todavía una masa cada vez más castigada permanece sumergida, pero posiblemente a punto de emerger de las tranquilas aguas de la represión.
Han pasado algo más de tres meses desde las últimas elecciones, no voy a valorar qué motivó la elección de la fecha de los comicios, pero sí lo que el actual gobierno ha hecho por aquellos que les votaron y también por los que tomaron otra decisión en las urnas.
- Subida del IRPF o lo que es lo mismo, reducción del salario a percibir.
- Subida del IBI o lo que es lo mismo, menos dinero en el bolsillo.
- Aumento de la jornada laboral y congelación salarial de los empleados públicos o lo que es lo mismo, peores condiciones laborales y menos puestos de trabajo.
- Congelación del salario mínimo interprofesional en 641,40€ o lo que es lo mismo, tener uno de los salarios más bajos de toda Europa, por debajo incluso del SMI de Grecia.
La reforma laboral merece mención aparte:
·         Abaratamiento del despido, de 45 a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades en lugar de las 42 actuales. Es decir, es más barato despedir a un trabajador, perdemos derechos y perdemos seguridad
·         Despido objetivo colectivo:
o    Se mantienen las causas, si una empresa tiene disminución de ingresos y ventas durante tres trimestres consecutivos, no hace falta que la empresa esté en pérdidas y no hace falta juicio de razonabilidad, simplemente que exista. Una empresa tiene disminución en las ventas e ingresos pero gana más dinero y te despiden con 20 días por año.
o    La empresa tiene que abrir un período de consultas y comunicar la apertura del trámite a la autoridad laboral ya no hace falta autorización administrativa y si no se llegase a un acuerdo no impide que ejecute la medida, si bien luego estará sujeta a posterior control judicial. Primero te despido dentro de la legalidad que me otorga la reforma, con indemnización de 20 días por año trabajado y luego ya se verá si está bien hecho.
·         Medidas de flexibilidad interna:
o    Suspensión de contrato de trabajo o reducción de jornada por causas económicas, técnicas o de la producción, la empresa tiene que abrir un período de consultas y comunicar la apertura del trámite a la autoridad laboral ya no hace falta autorización administrativa. Te modifico tus condiciones laborales a mi conveniencia y ya se verá si está bien hecho.
o    Movilidad funcional, desaparece el concepto de categoría profesional y se deja únicamente el de grupo profesional, dejando claro que el grupo profesional puede incluir distintas tareas, funciones, responsabilidades. Tengas el grupo profesional que tengas y cobres lo que cobres en función de dicha clasificación, vas a trabajar dónde y cómo yo te diga.
·         Movilidad geográfica, desaparece toda mención a la finalidad de la medida y se consideran causas económicas, técnicas o de la producción. Te mando a trabajar dónde me dé la gana.
·         Modificación sustancial de las condiciones de trabajo, también desaparece toda mención a la finalidad de la medida y como novedad se podrá modificar el salario por esta vía y se consideran causas económicas, técnicas o de la producción. Trabajarás dónde me dé la gana y cobrarás lo que se me antoje.
·         Modificación de las condiciones reguladas en convenio colectivo, ahora la empresa se puede descolgar de las condiciones pactadas en lo relativo a jornada de trabajo, horario y distribución del tiempo de trabajo, régimen de trabajo a turnos, sistema de remuneración y cuantía salarial, sistema de trabajo y rendimiento, funciones, mejoras voluntarias. Me paso el convenio por el arco de triunfo y como alguien ponga problemas le aplico alguno de los apartados anteriores.
·         Negociación colectiva, se establece que el convenio de empresa prevalecerá en todo caso. El convenio colectivo no sirve de nada y aplico el apartado anterior.
A grandes rasgos esta es la reforma, hay otros apartados pero no me parecen que atenten como hacen estos contra los derechos de los trabajadores.
Con esto se supone que vamos a volver a la senda del crecimiento, que se van a crear nuevos puestos de trabajo, puede, pero qué precio hemos de pagar por ello, ¿el de no tener derechos?, ¿el de trabajar para sobrevivir?, eso no es generar riqueza, eso es repartir pobreza.
Indignación porque arremeten una vez más contra quién no tiene culpa, la clase política es el único perro que muerde la mano de aquél que le da de comer, indignación porque quién se puede mover no se mueve y no facilita el movimiento y la cohesión de un pueblo vilipendiado por sus gobernantes, porque quién se puede mover consiente la injusticia con la tibieza de sus actos.
Justifican que es lo que el pueblo quiere porque es el pueblo quién les ha votado, pues si es así que lo sometan a votación, que sometan a votación la necesidad de las Comunidades Autónomas, que sometan a votación la necesidad del senado, que sometan a votación la necesidad de tener 350 diputados, que sometan a votación si es justo que con 8 años en el congreso tengan acceso a la pensión máxima, que sometan a votación si es justo que ellos tengan exiguas retenciones mientras suben la de todos los demás, que sometan a votación  la necesidad de tantos ministerios, cargos de confianza, ayuntamientos, diputaciones, embajadas, traductores, coches.
Controlar el déficit es ceñirse a un presupuesto no aumentar los impuestos porque he sido incapaz de hacerlo.
En una analogía barata es como si te pido 100€ para hacerte una carretera y te divido el pago en fracciones que se pagarán cada mes durante ese año.
Hay cosas que se han ido de las manos y el presupuesto inicial de 100€ me sube a 110€ porque he tenido que contratar un cargo de confianza para que controle las obras. Como no tengo para pagar, decido hacer caja, ¿cómo? le digo a un banco que compre mi deuda, es decir, que me adelante esos 10€ en los que se ha incrementado mi  partida inicial y a cambio yo le devolveré el año siguiente esos 10€ más un interés digamos del 20%. Es decir, termino este año con un déficit de 10€ y comienzo el siguiente con -12€.
Para este año tenía prevista otra carretera, como sé que el año pasado se me fue de las manos incremento el presupuesto los 10€ de desviación que tuve el año anterior y además le añado lo que tengo que pagar por mi deuda, lo que hace que incremente el presupuesto total de 100€ a 122€.
Tengo que subir los impuestos y manejar más cuentas, antes solo tenía un constructor, ahora necesito a alguien que controle los ingresos y que el pago de la deuda se realice en los plazos establecidos, así que necesito otro cargo de confianza y así el presupuesto inicial se me vuelve a escapar en un 10%. Me hacen falta 12,2€ más y necesito volver a vender deuda, pero esta vez el banco me dice que en vez de a un 20% la compra a un 30%, así que finalizo el año con un déficit de 12,2€ y comienzo el siguiente con -15,86€.
Ahora multipliquemos esto por CC.AA. ayuntamientos, etc. y pretenden que su mala gestión la sigamos pagando nosotros y encima les garanticemos de por vida un salario mientras llevan un país a la ruina.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL DÍA DE ANTES

Hacía mucho tiempo que no escribía y es que en ocasiones empezamos a hacer algo porque nos apetece, le dedicamos tiempo, cada vez más y poco a poco esa afición termina por convertirse en obligación. Para mí escribir es tener algo que contar, es poder ponerle palabras a algo y que ese algo tenga contenido y merezca la pena ser leído, pero por encima de todo es una afición, algo que me divierte y cuando escribir ganó en obligación perdió en necesidad y perdió en diversión.
La vida ya tiene demasiadas obligaciones y horarios como para auto-infligirte más y esto en mí es algo recurrente. Cuando empecé a correr lo hice por lo que empezamos la mayoría, coger algo de forma, perder algo de peso, vamos intentar frenar de alguna forma el paso del tiempo y poco a poco correr, eso que tanto me divertía empezó a convertirse en otra obligación, en exigir cada vez ritmos más altos, entrenamientos más intensos y paulatinamente, casi sin darme cuenta, pasó de diversión a obligación con todo lo que conlleva una planificación exigente, como es el no llegar a los objetivos previstos y en lugar de acabar con la dulce sensación de haber hecho algo que te gusta, acabar con el amargo sabor del fracaso.
¿Qué me lleva a escribir hoy? una canción, "The day before the day" de Dido, si alguno no la ha escuchado todavía puede hacerlo en este enlace "The day before the day". ¿Qué tiene de especial esa canción? aparte de ser un tema precioso en cuanto a composición y contar con la melancólica voz de Dido, su letra es un canto a vivir hoy.
Todos tenemos fechas marcadas en el calendario, cumpleaños, aniversarios, o cualquier efeméride e intentamos planificar ese día para que todo salga perfecto y qué hay del día de antes, de todos los días de antes, de todo ese tiempo que, en muchos casos, dejamos pasar, ¿qué pasa si el día que tenemos marcado en el calendario nunca llega?
Vivimos hoy como si el mañana estuviera garantizado, como si no nos fuera a ser negado y sólo hay una cosa cierta en la vida y es su fin, no sabemos cómo y no sabemos cuándo, ojalá sea de la mejor forma posible y lo más lejos posible del día de hoy, pero la verdad es que es un dato, afortunadamente, desconocido.
¿Carpe diem?, no, tampoco es eso, pero si mañana no existiera ¿vivirías hoy cómo lo estás haciendo?, es probable que en algunos casos la respuesta sea afirmativa, pero en muchos casos, me atrevería a decir que en la mayoría, la respuesta sería no, y probablemente no dejaríamos que esa discusión sin importancia nos mantuviera sin hablar, ni perderíamos la oportunidad de decir te quiero a nuestros seres queridos, ni perderíamos la oportunidad de dar un abrazo y de escuchar eso que cada tarde nos parece una sandez, pero que, para alguien, es la cosa más importante del mundo, todo eso que dejamos para otro día lo haríamos hoy porque mañana no podríamos hacerlo
Si tuviéramos esa certeza es más que probable que nos centrásemos en lo importante dejando de lado lo "urgente", no esperes a que llegue el día perfecto en el calendario, intenta hacer perfecto el día de hoy porque mañana sólo es un sueño.

Y si no hubiese mañana, ¿sabrías que te quiero?
¿Sabrías cuánto te echaré de menos?
Y si no hubiese mañana, ¿sabrías que he muerto?
¿Qué no quiero frío ni estar tan lejos?
Moriré del todo o seguiré vivo en tu recuerdo
Enterrarán conmigo lo que no pude conseguir
Quizás después de todo mi epitafio debiera decir
Pido disculpas por haberme marchado, lo siento

jueves, 31 de marzo de 2011

EL TESORO DEL PASADO

El viajero continuó su viaje, las palabras del anciano aún estaban presentes en su cabeza, cuántas veces sin saberlo había contribuido a echar arena en el desierto y cuántas más, sin quererlo, volveria a hacerlo.
Ensimismado en sus pensamientos cogió el sendero que se dirigía al oeste, estaba cansado y había oído comentar que no muy lejos en esa dirección había un pueblo de gente hospitalaria que, sin duda, le darían cobijo y alimento, aunque más que por la hospitalidad de sus gentes el viajero tomó el camino porque había escuchado viejas historias acerca de la belleza de la montaña, en cuya falda se asentaba el pueblo.
Tan abstraído iba que casi sin darse cuenta había llegado a su destino, un pequeño pueblo de pequeñas casas se divisaba ya no muy lejos y detrás una enorme montaña. El sol ya se estaba ocultando y una increíble gama de colores púrpura subía hacia el cielo y poco a poco el púrpura se acababa dando paso a una estela de azules y violetas que se difuminaban hasta llegar casi al negro, la luna llena quedaba a su espalda iluminando el camino y llenando de luminosos contrastes la montaña y pensó que las historias que había escuchado acerca de su belleza, todas y cada una de ellas, se quedaban cortas.
Se adentró en el pueblo con idea de hacer noche y a la mañana siguiente intentar subir la montaña, todas las casas tenían luz, todas menos una, la más grande, sin darle mayor importancia se dirigió a lo que parecía una posada, la puerta permanecía entreabierta, en realidad todas las casas, menos una, la que no tenía luz, tenían las puertas abiertas.
- Buenos días posadero. - Saludó, la posada era regentada por un hombre mayor, era difícil acertar su edad, pero por su apariencia bien podría tener no menos de 60 años.
- Buenos días viajero, parecéis cansado y con hambre, puedo ofreceros algo de comer y beber y una cama dónde podréis descansar.
- Gracias posadero, no me vendría mal comer y dormir algo. - Le agradeció el viajero, lo cierto es que el viaje no se le hizo muy largo, pero llevaba bastantes horas de trayecto y desde su parada en el desierto no había vuelto a tomar nada.
- Tomad asiento amigo y enseguida os llevaré algo de comer y luego os prepararé una habitación dónde podréis descansar. - Era el posadero un hombre tranquilo y su disposición hacía honor a la fama de hospitalarios que tenían.
- Decidme viajero, ¿qué habéis venido a hacer a nuestro humilde pueblo? - Preguntó el posadero mientras llevaba algo de comida y bebida a la mesa.
- Vine a ver vuestra montaña, es conocida por su enorme belleza y estoy deseoso de caminar por ella. - Respondió el viajero, casi prestando más atención a los alimentos que al viejo posadero.
- Por cierto posadero. - Comentó curioso. - Observé al entrar en el pueblo que todas las casas tenían luz, todas menos una, ¿qué guardáis en esa casa? - Preguntó.
- ¿En la casa vieja?, ahí guardamos lo que aquí llamamos el tesoro del pasado. - Respondió con voz serena.
- ¿El tesoro del pasado?, ¿qué es ese tesoro? y siendo un tesoro, ¿por qué nadie lo custodia? - La respuesta del posadero había avivado la curiosidad del viajero que no había dudado en volver a preguntar.
- Es un tesoro que nos pertenece a todos y que ya nadie puede ver ni tocar. - Respondió nuevamente.
- La verdad posadero, me gustaría entrar y verlo. - La respuesta del posadero le había terminado de despertar la curiosidad.
- Ya te dije que no se  puede ver viajero, sólo recordar, si tenéis pensado subir a la montaña, desde allí es posible que acertéis a conocer lo que hay dentro.
- Está bien, mañana intentaré ganar la cima. - Dijo, había terminado de comer y se disponía a ir a su habitación, hoy el cansancio podía más que la curiosidad.
- ¡Perfecto! - Dijo el posadero. - Cuando vuelvas me contarás qué has visto, quizás yo también suba mañana.
El día amaneció frío, muy frío, poco o nada apetecía hacer lejos del calor que daba la chimenea de la posada, así que el viajero salió pero antes de llegar al sendero que conducía a la cima estaba de vuelta hacia la posada y allí permaneció. En la posada no había nadie pero había alimentos y bebida, entrada la tarde regresó el posadero.
- Hola viajero, ¿qué te pareció la montaña? - Preguntó.
- No subí, cuando salí hacía mucho frío, así que volví y decidí que quizás mañana sería mejor ocasión. - Respondió.
- ¡Oh, qué pena viajero!, es cierto que hacía frío, pero te perdiste un hermoso paisaje, durante la subida el frío había helado las gotas de rocío y las hojas de las plantas y de los árboles refulgían como si tuvieran luz propia y desde la cima se veía el valle helado que reflejaba la luz del sol como si un millón de estrellas nacieran dentro.
- ¿Tú subiste posadero? - Preguntó sorprendido, hacía mucho frío para él y pensó que mucho peor sería para un hombre de la edad del posadero.
- Sí viajero, creí que era un buen día para hacerlo.
- Yo subiré mañana. - Respondió el viajero.
- ¡Perfecto! - Dijo el posadero. - Cuando vuelvas me contarás qué has visto, quizás yo también suba mañana.
La mañana llegó de nuevo, el día era cálido, pero hacía mucho viento el viajero salió pero el fuerte viento hacía difícil caminar y pensó que hoy tampoco era buen día para su empresa así que volvió a la posada y allí permaneció. Una vez entrada la tarde volvió el posadero.
- Buenas tardes viajero, ¿pudiste subir hoy? - Preguntó, casi esperando un no por respuesta.
- No posadero, hoy hacía mucho viento y preferí cobijarme, quizás mañana sea mejor ocasión. -Respondió el viajero.
- ¡Oh, qué pena viajero!, es cierto que era fuerte el viento, pero soplaba del oeste y una vez alcanzado el camino que lleva a la cima apenas se notaba una ligera brisa, pero desde arriba viajero, ¡qué grandioso espectáculo!, el viento agitaba el valle y miles, millones de hojas y de semillas, volaban por el aire, tantas que casi no se veía el cielo y con un manto de mil colores y mil tonalidades, todo el valle quedó cubierto.
- ¿Subiste de nuevo posadero? - Preguntó aún más sorprendido, hacía mucho viento y habiendo subido el día anterior le parecía carecer de mucho sentido el volver a subir.
- Sí viajero, creí que era un buen día para hacerlo.
- Yo subiré mañana. - Afirmó el viajero.
- ¡Perfecto! - Dijo el posadero. - Cuando vuelvas me contarás qué has visto, quizás yo también suba mañana.
La mañana amaneció pronto y amaneció lluviosa, el agua caía torrencialmente haciendo el día nada apacible y quitando las ganas de salir a cualquiera que echara un vistazo a través de la ventana y así, el viajero tomó de nuevo la decisión de volver a quedarse dentro de la posada.
A la misma hora que los días anteriores entró el posadero.
- Hola viajero, ¿qué te pareció la montaña? - El viajero estaba seco y eso hacía presagiar que de nuevo no habría subido.
- No subí posadero, llovía mucho y pensé sería mejor esperar un día mejor. - Dijo algo contrariado.
- ¡Oh, qué pena viajero!, llovía mucho, sí, pero hay muchos árboles en el camino que lleva a la cima y llega un momento en el que apenas te mojas, estaba precioso hoy el camino. Desde la cima podías ver cómo la lluvia llenaba de agua los veneros y a mitad de camino forman un salto de agua que pronto formaban arroyos que desembocan en el pequeño lago. Dejó de llover durante unos minutos y las aguas quedaron en calma, parecía haber dos bosques y dos cielos y si no fuera por los reflejos de plata que partían del lago como una lluvia de estrellas fugaces, sería imposible distinguirlos.
El viajero agachó la cabeza y pensó en lo torpe que había sido y en la cantidad de cosas bonitas que se había perdido. Levantó de nuevo la mirada y por fin acertó a decir:
- De mañana no pasa posadero, mañana subo.
- ¡Perfecto! - Dijo el posadero. - Cuando vuelvas me contarás qué has visto, quizás yo también suba mañana.
El nuevo día llegó y una suave brisa corría en la calle y traía el aroma de las flores recién nacidas, el viajero respiró profundamente, todavía notaba el olor de la tierra mojada y pensó que hoy sí sería un gran día para subir a la montaña y allí se dirigió esperando ver las maravillas que el posadero le había contado. Cuando llegó la tarde bajó de la montaña y observó desde arriba que en la casa en la que guardan el tesoro del pasado no estaba techada y que dentro había.. ¡nada!
Al entrar vio y saludó al posadero.
- Hola. - Dijo con voz triste mientras se sentaba.
- Hola viajero, llegas tarde hoy, ¿subiste por fin a la montaña? - Preguntó mientras le servía algo de beber.
- Sí, hoy subí la montaña. - Contestó algo apesadumbrado.
- Y.. ¿qué viste, viajero?
- Una montaña, bonita sí, pero como todas, no vi el nido dónde parecen nacer las estrellas ni volar semillas y hojas ni el valle cubierto de infinitos colores ni vi el cielo en el lago.
- Siento que no te gustara viajero, también yo subí hoy y el cielo estaba precioso cuando salí, el sol ya calentaba y la luna aún permanecía en el cielo y el valle parecía un mar cubierto de flores y el suave viento agitaba las flores recién abiertas y la hierba. Olas de verde, azul, violeta y rojo bailaban al compás de una canción de vida renacida que tocaba el viento, qué pena que no pudieras verlo viajero.
- No lo ví, pero sí me percaté de algo posadero, al bajar vi que la casa del tesoro no tiene techo y no había nada dentro, no vi tesoro alguno. - Dijo dejando entrever que se sentía engañado.
- Eso es viajero, porque estos días atrás pudiste aprovechar pero perdiste tu tiempo y ahora un tesoro vacío queda escondido en tu recuerdo y jamás podrás tocarlo de nuevo. - Aseveró el posadero.
- Pero las circunstancias no acompañaban el momento. - Dijo no sin cierto disgusto el viajero.
- No había momento mejor viajero, estabas tú y contigo tu deseo y las circunstancias que te rodeaban sólo eran aderezo, cada ocasión perdida tiene por custodio al tiempo y en algún momento te contará que lo que perdiste no vuelve.
- Ya posadero, pero hoy subí y nada vi, ¿de qué sirvió el viaje?, de nada. - Dijo molesto.
- No viajero, quisiste ver lo que yo vi pero tus ojos no son los míos y tú no sientes lo que yo siento y viajero de nada sirve que alguien te cuente algo si tú, te vuelves incapaz de verlo. Aquello que veas, aquello que sientas deja de ser, en ese preciso instante, tesoro del pasado y se convierte en la fortuna de tu presente. Por eso conservamos vacío el depósito del tesoro del pasado, para no olvidar que de nada sirve estar vivo si no eres capaz de seguir viviendo.
- Hoy, posadero, he aprendido algo que debí aprender hace tiempo y que, seguro, ya no olvidaré.
No hay mayor tesoro que tu vida
Ahora es la mejor ocasión
Ahora es el mejor momento
Ponte el traje de la convicción
El deseo es tu mejor argumento
Para estar vivo y seguir viviendo....

viernes, 25 de marzo de 2011

EL OASIS

El viajero siguió su camino y durante su viaje pudo ver las increíbles maravillas que adornan el sendero por dónde su caminar transitaba.
Un día a lo lejos observó un enorme desierto que  por momentos, parecía hacerse más grande y atraído por su inmensidad dirigió sus pasos hacia allí y comprobó que efectivamente el desierto crecía lentamente y pensó horrorizado que si seguía creciendo, alguna vez todo cuánto había visto podría llegar a ser un inmenso desierto.
Con miedo se adentró en él, la curiosidad siempre vencía los miedos del viajero, anduvo por el desierto durante varias horas hasta que no mucho más lejos de dónde él estaba vio un oasis y cerca de él un anciano, decidió dirigirse hacia el oasis para beber algo de agua y con la idea clara de satisfacer su curiosidad acerca de tan extraño lugar.
El anciano tenía el pelo largo y larga barba, su pelo parecía estar endiabladamente enredado de tal manera que cada uno de los enredos parecía haber sido cuidadosamente peinado, vestía un talar blanco que resplandecía brillante y hacía casi imposible apartar la vista de él, los pies descalzos y en las manos un cayado que le servía de bastón y aún le daba un aire más venerable.
- ¡Hola anciano! - Saludó el viajero.
- Hola viajero, pareces cansado, puedes parar tus pasos en el oasis y beber agua para saciar tu sed, el desierto es un duro lugar. - Dijo el anciano.
- ¿Quién sois y qué hacéis aquí? - La curiosidad era su debilidad y no pudo evitar preguntar.
- Soy el guardián de estas tierras y de lo que habita en ellas. - Contestó.
- Perdone mi atrevimiento y curiosidad anciano, pero me parece un extraño desierto, al entrar me ha dado la sensación de que, por momentos, se hace más grande. - Comentó.
- Y así es. - Respondió el anciano.
- Pero, ¿cómo es posible anciano?, ¿qué maldición tienen estas tierras? - Preguntó no sin declarar cierto miedo en el timbre de su voz.
- Ninguna maldición ha caído sobre estas tierras. Dime viajero, ¿alguna vez dejaste de decir algo que querías decir y que, posiblemente, alguien quisiera oír? o ¿alguna vez dejaste de hacer algo que te hubiera gustado hacer y que, posiblemente, alguien hubiera querido que hicieras?
- Sí anciano, alguna vez... - Respondió el viajero mientras recordaba las numerosas veces que omitió decir un te quiero o un lo siento o no dio el abrazo que tanto necesitaba dar.
- Y dime viajero, ¿alguna vez te enojaste sin motivo o con pocos argumentos y mostraste tu enojo sin rubor? - Volvió a preguntar, su voz era grave pero templada y serena y transmitía tranquilidad a quién la escuchaba.
- Sí anciano, ¿quién no? - Dijo mientras en su memoria se agolpaban tantos momentos desagradables que había creado sin motivo aparente o de forma innecesaria.
- Cada vez que omitimos las palabras que deseamos decir y que alguien necesita oír, cada vez que dejamos de hacer aquello que deseamos hacer y alguien necesita que hagamos por él, cada vez que hacemos patente nuestro enfado aún sabiendo que no hay motivos para ello, añadimos un grano de arena al desierto. Ese, viajero, es el motivo por el cuál el desierto se hace cada vez más grande. - Dijo mientras hundía el cayado en la arena, dispuesto a continuar su inacabable caminar.
- Un momento anciano, un momento, ¿y el oasis?, ¿quién crea el oasis?, ¿quién cuida para que el desierto no lo cubra?, ¿es ese tu cometido anciano? - Volvió a preguntar, pensando en cuántos granos de arena había aportado a ese desierto a lo largo de su vida.
- No viajero, no es ese mi cometido aquí. Cada vez que alguien dijo palabras que otro necesitaba oír, cada vez que alguien hizo algo que otro necesitaba que fuera hecho y cada vez que alguien no dijo o no hizo algo y tras seguir su camino corrió de vuelta para dar un abrazo y susurrar "te quiero" contribuye a que el oasis no se pierda. - Respondió iniciando su lento e incansable caminar.
- Entonces anciano, ¿cuál es tu cometido aquí? - Volvió a preguntar el viajero.
El anciano se volvió y contestó:
- Hacerte saber que el desierto y el oasis tienen origen en el mismo lugar, en lo más profundo de tu corazón, en cada uno de tus sentimientos y en cada uno de tus actos y que en tu mano está crear una cosa u otra.

Cada ahogada intención
Cada silencio ensordecedor
Cada latido del corazón
Permanecerá por siempre
En la memoria perdida
En la brevedad de tu vida

miércoles, 16 de marzo de 2011

DOS OPCIONES, UNA ELECCIÓN

No es la primera vez y supongo que no será la última en la que vienen a mi cabeza el par de opciones que como mínimo siempre están presentes en nuestras vidas. Alguien escribió hace unos días, ".. y no vas a ningún lado aún dando pasos más largos.." es más duro que lo que a simple vista pudiera parecer y quién no ha sentido alguna vez que camina sin rumbo y que lo que creías tu destino, tu fin, se desvanece en el aire y en el tiempo como si nunca hubiera sido, arrancando una parte de nosotros mismos.
La derrota tiene un sabor amargo y es difícil de digerir, sobre todo cuando uno no sabía o no era consciente de que podía perder, no parecía una guerra lo que se estaba librando y nadie avisó de que lo era, tampoco hubo aviso previo del fracaso y no sonó ninguna sirena de alarma, pero has perdido y lo que parecía tuyo te ha sido arrebatado, quitando sentido a tu ser y a tu existir.
Todos esperamos encontrar algo en la vida, ese algo que le dé sentido a nuestra existencia, ese "algo" no es universal, cada uno de nosotros tiene unas inquietudes, unos deseos, unos anhelos diferentes pero todos, sin excepción, esperamos "algo".
La diferencia entre unos y otros es, que mientras unos pierden su tiempo y vacían sus vidas esperando lo que buscan, otros las llenan buscando lo que esperan, dos opciones y una elección.


La vida es un camino por recorrer
Poder ganar implica poder perder
No llores por lo que perdiste
Alégrate por lo que tuviste
Aquello que nos separará
Es aquello que nos igualará
Fracasar no es desear la luna bella
El fracaso será no luchar por ella

viernes, 11 de marzo de 2011

PRUEBA DE VIDA

Dónde está el comienzo y dónde el fin, quizás podemos poner el principio de la vida en el momento en que nacemos o yendo un poco más lejos, en el momento en él que tomamos conciencia de nuestra propia existencia, puede que ese sea el punto de inicio, el pistoletazo de salida al comienzo de nuestra vida y el comienzo de tantos sueños y frustraciones, vitorias y sinsabores, alegría y tristeza.
Como si cada cosa positiva tuviera su opuesto, a nadie nos gusta aquello que consideramos negativo, salvo rara excepción y dónde en ocasiones me incluyo.
Creo que lo que nos diferencia a unos de otros es la capacidad de sentir, en el sentido más espiritual de la palabra y es ahí dónde creo que es mejor sufrir que no sentir porque el mayor de los sufrimientos irá acompañado del mayor de los sentimientos y aquél que pueda experimentar un gran sufrimiento será a su vez capaz de experimentar una gran felicidad.
La vida y su inevitable e incierto final hacen que cada paso que damos sea especial pero la tranquilidad que da el sentirnos seguros hace que, no seamos capaces de valorar cada uno de esos momentos y que únicamente apreciaremos en su ausencia.


La tierra era libre entonces
Y eran libres nuestros deseos
Al borde del acantilado
En el lugar dónde nace el viento
Prometimos cumplirlos todos
Convertimos el atardecer
En el guardián del juramento
Tocamos el horizonte con las manos
Nos bebimos los días, las horas
Hasta caer borrachos de tiempo
Y ahora que nos faltan segundos
Quisiéramos detener su progreso

martes, 8 de marzo de 2011

EL MAR

Es el mar quizás el lugar con más encanto en la tierra, no hay nada comparable, planeta azul que debe su nombre a la inmensidad de los océanos que lo cubren.
De movimiento inquebrantable, siempre igual y siempre desconocido, murmullo de olas rotas, cobijo de mareas y tempestades, tumba de miles de almas, espejo de soñadores, corazones vertidos llevan tus aguas de quien te amó y no fue correspondido.

Navegué por la piel del mar
Queriendo llegar a puerto
Las aguas estaban en calma
El velamen estaba inquieto
Intenté gobernar mi barco
Pero el aire no tiene piedad
De aquél que desafía su reino
En previsión de la tempestad
Puse la proa al viento
Dejé mi barco al pairo
El timón dejé suelto
Trantando de no naufragar
Perdí hasta el último aliento
Pero mi barco no es "El Temido"
Y en su vela no gime el viento
La luna riela en mi alma
La libertad de mi Dios muere
Dónde naufraga el sentimiento